una combinación de fármacos serían la respuesta

Teknalix junio 20, 2025 No hay comentarios

una combinación de fármacos serían la respuesta

Imagínate poder vivir no ochenta, ni cien, sino hasta quinientos años, y no se trata de ciencia ficción, sino de una posibilidad que un grupo de científicos está comenzando a explorar con seriedad. Y lo más sorprendente es que la clave no estaría en dietas milagro ni en tecnologías avanzadas, sino en una combinación de medicamentos que ya existen y se utilizan a diario.

Un equipo de investigadores de la Universidad de East Anglia, en Reino Unido, ha puesto el foco en dos fármacos muy conocidos: la rapamicina y la metformina. Ambos han demostrado, en estudios con animales, la capacidad de prolongar la vida imitando los efectos que tiene en el cuerpo una dieta muy baja en calorías

Se puede lograr, pero con una gran diferencia, que no se necesita pasar hambre. Según sus hallazgos, esta combinación farmacológica podría ser capaz de activar los mismos mecanismos celulares que se encienden cuando el organismo detecta escasez de alimento, lo que se traduce en un envejecimiento más lento

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El sueño de alargar la vida ya no parece tan lejano

Durante décadas, los científicos han probado diferentes formas de frenar el envejecimiento, y una de las estrategias más estudiadas ha sido, precisamente, comer menos. Es importante mencionar que en ratones, reducir la ingesta calórica de los roedores puede alargar su vida hasta en un 50%. 

Algo similar ocurre en otras especies, aunque la magnitud varía, ya que el problema es que aplicar esto a humanos no es realista, puesto que vivir permanentemente con una dieta muy restrictiva es física y mentalmente insostenible. Por eso, la idea de conseguir los mismos beneficios a través de medicamentos resulta tan prometedora.

Aquí entran en juego la rapamicina, que es una sustancia descubierta en bacterias del suelo de la Isla de Pascua y, desde hace años, se utiliza como inmunosupresor en trasplantes. Por su parte, la metformina deriva de una planta llamada galega y es un tratamiento común para la diabetes tipo 2. 

Lo interesante es que ambas interactúan con sensores biológicos del cuerpo humano que detectan el nivel de nutrientes y energía. En pocas palabras, engañan a las células haciéndoles creer que el entorno es de escasez, aunque no lo sea.

En ensayos con ratones, esta combinación ha conseguido alargar la vida hasta un 30%, en peces, e incluso en primates, también se han observado efectos positivos, aunque no siempre consistentes. Eso sí, todos estos datos provienen de estudios preclínicos. 

Cabe señalar que en humanos, todavía está en una fase muy inicial, por lo que se han comenzado a realizar pruebas con dosis reducidas de rapamicina para minimizar los efectos secundarios, como el debilitamiento del sistema inmunitario. En cuanto a la metformina, su impacto parece ser más modesto.

Si nos guiamos por lo que dice la ciencia, hay una jerarquía clara en cuanto a efectividad, donde comer menos sigue siendo la estrategia más sólida para vivir más, al menos sobre el papel. Le sigue la rapamicina, con un potencial significativo, pero aún lleno de incógnitas. 

Y luego está la metformina, que ofrece ciertos beneficios pero de forma limitada. Lo interesante es que combinadas podrían reforzar mutuamente sus efectos y ofrecer una vía más segura y eficiente para ralentizar el envejecimiento.

Ahora bien, antes de soñar con alcanzar los 500 años, conviene poner los pies en la tierra. Esta posibilidad plantea dilemas éticos y médicos muy serios. ¿Estamos preparados como sociedad para asumir vidas tan largas? ¿Qué calidad de vida se puede garantizar durante tantos años? 

Cuestiones como estas ya se están debatiendo en la comunidad científica, porque alargar la vida no es solamente un desafío biológico, sino también social. Los propios investigadores insisten en que aún queda mucho por estudiar. 

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De momento, estos avances representan una ventana abierta al futuro, no una solución inmediata. Pero el simple hecho de que la longevidad se pueda modular desde la bioquímica ya cambia por completo nuestra visión del envejecimiento.

Así que no, nadie puede prometer que viviremos cinco siglos, pero sí se puede empezar a imaginar un futuro donde cumplir 100 años no sea una excepción, sino la norma. Lo importante no será tanto la cifra, sino cómo llegamos a ella. Con salud, con lucidez y, quizás, con una pequeña ayuda farmacológica que engañe al cuerpo… para que la vida dure un poco más.

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Etiquetas: Salud