Para la mayoría de las personas, la vida y la muerte son conceptos absolutos: es decir, o se está vivo o no.

Sin embargo, aunque pueda parecer sorprendente, un grupo de investigadores ha presentado evidencia científica de que podría existir un “tercer estado” entre ambos extremos, basado en un hecho asombroso: células, tejidos y órganos pueden seguir funcionando incluso después de la muerte del organismo al que pertenecen.

En un artículo de investigación publicado en The Conversation, los científicos explican cómo lograron tomar células humanas y transformarlas en organismos multicelulares con funciones nuevas tras la muerte del cuerpo original.

“No son células zombis. Parecen ser nuevos organismos con una vida completamente distinta por vivir”, aseguran los autores del estudio.

Es decir, esto desafía todo lo que se pensaba hasta ahora, porque si ciertas células pueden ser reprogramadas para asumir nuevas funciones y comportamientos después de la muerte del cuerpo, entonces parece que no todo termina con la muerte del organismo.

Los investigadores denominaron a estas nuevas entidades como robots vivos. Dependiendo del tipo de células utilizadas, los resultados pueden variar. Por ejemplo, mencionaron el caso de células solitarias de pulmón humano, que lograron autoensamblarse en nuevas estructuras multicelulares capaces de navegar por el entorno que las rodea.

“Pueden navegar por el entorno que los rodea, autorrepararse e incluso reparar células neuronales lesionadas colocadas cerca de ellos”, explican los investigadores.

Evidentemente, este descubrimiento abre nuevas posibilidades tanto en medicina regenerativa como en biotecnología.

En todo caso, aclaran que no todas las células pueden entrar en este “tercer estado”, y que la posibilidad de que emerjan organismos vivos tras la muerte depende de factores como el tiempo transcurrido desde el fallecimiento, la actividad metabólica en el momento de la muerte, la edad, el sexo y la salud del individuo original.

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