Geoffrey Hinton ya ha quedado bastante claro que no es un nombre cualquiera en el mundo de la tecnología. Conocido como uno de los padres de la inteligencia artificial, su trabajo ha sido muy importante para el desarrollo de lo que hoy usas todos los días, desde los asistentes de voz hasta los motores de búsqueda. 

Pero, en una nueva entrevista con CBS, Hinton ha dejado claro que la IA no es solo una herramienta con utilidad, también guarda una cara B, un arma de de doble filo. “La gente no sabe lo que se viene”, afirma preocupado. 

El científico compara la situación actual con criar un cachorro de tigre: al principio parece inofensivo, incluso adorable, pero si crece sin control, puede volverse letal. Hinton argumenta que la humanidad está jugando con fuego al no tomarse en serio los riesgos de la IA. 

De forma simple comenta que si no actuamos ahora para regular y controlar esta tecnología, la humandad podría enfrentarse a consecuencias imprevisibles. 

Según sus cálculos, hay entre un 10% y un 20% de probabilidad de que la IA evolucione hasta el punto de escapar al control humano, cifras que coinciden con las de otras figuras del sector como Elon Musk, quien también ha alertado sobre el peligro de una ‘rebelión de robots’.

El peligro de la IA sin control: ¿está la humanidad ante una bomba de relojería?

El científico comenta que el ritmo actual del desarrollo de la IA es tan rápido que los sistemas podrían volverse autónomos y tomar decisiones sin supervisión humana. Esto, advierte, podría tener consecuencias muy negativas, desde la pérdida de empleos hasta la manipulación masiva de la opinión pública o incluso el riesgo de que la IA se convierta en una amenaza para la humanidad.

El problema, según Hinton, es que las grandes compañías tecnológicas están invirtiendo miles de millones en hacer que la IA sea cada vez más potente, pero dedican muy pocos recursos a investigar cómo hacerla más segura. 

Es por este motivo que propone que al menos un tercio de la capacidad de cómputo de estas empresas se destine a la investigación en seguridad de la inteligencia artificial. 

A pesar de todo, no es un pesimista total y econoce que la inteligencia artificial tiene un enorme potencial para el bien. Pero, de nuevo, insiste en que este potencial positivo no debe cegarnos ante los riesgos. 

Agradece tener 77 años para no vivir el futuro de la IA: “La situación es más aterradora que antes”

Realmente este discurso ya se lo hemos escuchado en multitud de ocasiones y en otra entrevista ahce unos meses también aseguró que el mundo corre peligro si no se aprende a dominarla antes de seguir su desarrollo. 

“La idea de que estas cosas puedan llegar a ser más inteligentes que las personas es algo que algunos creían. Pero la mayoría pensaba que estaba muy lejos. Y yo también. Pensábamos que faltaban de 30 a 50 años, o incluso más. Obviamente, ya no pienso eso”, comenta.

En pocas palabras, Hinton no teme que las máquinas se vuelvan contra los humanos, como en las películas o como algunos expertos ya están haciendo creer. Su preocupación es mucho más real y seguro que resuena a un pasado cercano: cree que la IA podría hacer que aumente la desigualdad en la sociedad, lo que a su vez podría llevar al auge del fascismo.

“El problema es que vivimos en una sociedad capitalista”, explica. Según él, la IA va a generar mucha riqueza, pero esta riqueza no se repartirá de forma justa. “Los ricos se harán más ricos, y mucha gente perderá su trabajo”, advierte.

Esta situación, dice Hinton, podría crear un caldo de cultivo perfecto para el extremismo político. “Cuando aumenta la diferencia entre ricos y pobres, crece el terreno fértil para el fascismo”, afirma. “Es triste porque solo estamos haciéndolo peor y peor”, dice. “Podría ser algo que ayudara a todo el mundo, pero si los beneficios van solo para los ricos, la sociedad será claramente peor”.

Además, confiesa que casi se alegra de no vivir lo suficiente para ver hasta dónde puede llegar la IA. “Las cosas más inteligentes que tú van a poder manipularte”, asegura Hinton. Tiene claro que, una vez la inteligencia artificial supere la inteligencia humana, será muy difícil impedir que haga lo que quiera.

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