“Estamos construyendo un cerebro para el mundo”
Teknalix junio 17, 2025 No hay comentarios

Sam Altman, CEO de OpenAI y creador de ChatGPT, ya ha hablado más de una vez sobre lo que él cree que será el futuro con respecto a la inteligencia artificial. Pero, en un texto publicado el 10 de junio intentó dar una nueva definición de su visión de futuro, llamada “singularidad suave”.
Dentro del texto, Altman explica que ese futuro no será violento como pensamos, sino gentle (amigable) e incluso silenciosa. “El futuro puede ser infinitamente mejor que el presente”, escribe y añade: “Estamos construyendo un cerebro para el mundo”.
El empresario cree que la IA superará a los humanos sin que apenas lo notemos, como si se tratara de una evolución natural.
Un futuro liderado por la IA: suave, inevitable y ya en marcha
En su manifiesto, según Le Grand Continent, Sam Altman profundiza en su visión de una “singularidad suave”, una transformación que, aunque radical, se integrará con tal sutileza en la vida cotidiana que pasará casi desapercibida.
Esta idea no es nueva, ya que en textos como Moore’s Law for Everything advertía sobre los riesgos de un cambio demasiado rápido y abogaba por una transición gradual y alineada con los valores humanos.

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Altman defiende que en los próximos cinco años veremos programas que lean textos legales o médicos mejor que un experto. Más adelante, serán capaces de tomar decisiones complejas, ejecutar tareas físicas en el mundo real y contribuir al avance científico. La clave según el empresario, no está solo en la inteligencia artificial, sino en la forma en que esta se introduce en nuestras vidas.
Un punto interesante es cómo el CEO de OpenAI recalca que ya convivimos con inteligencias digitales muy poderosas, como ChatGPT, sin que nos parezca extraño. Lo que hace poco nos asombraba ahora nos parece normal, el que una IA redacte, programe o incluso diagnostique.
La singularidad no será un momento explosivo, sino un proceso de acostumbrarse de forma continua.
No obstante, esta visión optimista también tiene una cara oscura. Para que esta transición funcione, la alineación de los modelos será importante, es decir, la capacidad de hacer que la IA actúe según nuestras normas éticas, nuestras leyes y nuestras expectativas.
Sam Altman explica que un pequeño fallo en un sistema usado por cientos de millones de personas podría tener consecuencias terribles. Por eso, buena parte del trabajo de OpenAI se centra en garantizar que estos modelos sean seguros, útiles y transparentes.
Mirando hacia el futuro, el empresario cree que las barreras clásicas del progreso, la inteligencia y la energía, podrían desaparecer. Si se gestiona con responsabilidad, esto abriría posibilidades antes impensables. El conocimiento se multiplicaría a un ritmo acelerado y la IA, al ser capaz de mejorar su propio diseño, nos pondría en un camino de avance exponencial.
Ya estamos viendo cómo los modelos más avanzados ayudan a descubrir nuevos materiales, diseñar fármacos o incluso encontrar soluciones a problemas matemáticos. Y no es solo una cuestión de velocidad, sino la combinación de IA, infraestructura energética y centros de datos cada vez más potentes.
Sam Altman plantea que si se hace bien, la inteligencia artificial no será una amenaza, sino una herramienta de acompañamiento. Una singularidad tan pacífica que apenas notaremos que ha ocurrido.
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Etiquetas: Inteligencia artificial
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