Actualmente, nadie duda que OpenAI y Sam Altman son la principal referencia en todo lo que concierne a la inteligencia artificial. Incluso puede que también resulten los mejor posicionados para encarar la llamada inteligencia artificial general (si tal cosa es posible), a pesar de la dura competencia. Sin embargo, que esto sea algo positivo, no está del todo claro. 

A lo largo de toda su carrera, Sam Altman se ha visto rodeado de polémicas. No es algo excepción, claro, todos los gurús tecnológicos, desde Bill Gates a Elon Musk, pasando por Steve Jobs, han despertado a lo largo de los años tanta admiración como recelos entre la gente. Pero ahora la cosa ha ido un paso más allá: un nuevo informe parece poner en relieve todas las inquietudes entorno a la IA. 

Sam Altman y OpenAI, otra vez en el punto de mira

La historia de OpenAI y Sam Altman es conocida, pero nunca está de más repasarla. La compañía nació en 2015 como una organización sin ánimo de lucro con una misión clara: desarrollar una IA beneficiosa para toda la humanidad, sin estar sujeta a los intereses de capital. Sin embargo, en 2019 la organización cambió su estructura para poder recibir inversión privada. 

A partir de ese momento, pasó a ser lo que suele conocerse como una entidad híbrida, que incluso se atrevió a prometer a sus inversores que recibirían 100 veces lo aportado inicialmente. Ahí comenzaron las alarmas, por no hablar de todo el culebrón que rodeó a Sam Altman cuando sus trabajadores lo echaron de la empresa que había fundado, y a la que logró regresar gracias a Microsoft.

Por lo tanto, los fantasmas siempre han revoloteado por la casa de la IA. No obstante, un nuevo informe ha generado todavía más revuelo. Conocido como The OpenAI Files, el documento en cuestión expone las tensiones internas, los dilemas éticos y las contradicciones estratégicas que al parecer se viven dentro de OpenAI. Para empezar, se cuestiona el liderazgo de Sam Altman. 

De esta forma, se confirma todo lo que la gente ya sospechaba. Uno de los puntos más polémicos del documento es que productos como ChatGPT fueron lanzados sin auditorías internas completas de seguridad, lo que generó tensiones dentro del equipo técnico y empujó a algunas figuras clave a abandonar la compañía. Algo que, además, lleva inevitablemente a una pregunta…

¿Quién vigila al creador de la inteligencia artificial? 

Quizá todas las teorías catastrofistas en torno a la IA sean exageradas, más fruto de la ciencia ficción que de la realidad. Pero que cualquier nueva tecnología, y más aún una tan potente como la inteligencia artificial, puede suponer un riesgo, está claro. Y el informe lo pone aún más de manifiesto. 

Porque si, tal como se predecir, se trata de una herramienta capaz de cambiar el mundo, ¿hasta qué punto es seguro que crezca sin auditorias de ningún tipo, sin informes independientes y con gente que, obviamente, se mueve por fines económicos? Una pregunta a la que Sam Altman, muy dado a pasarse el día hablando, aún no ha dado respuesta. 

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Etiquetas: Inteligencia artificial