“El milagro se vuelve rutina, luego esencial”
Teknalix julio 8, 2025 No hay comentarios

La gran figura detrás de ChatGPT lo tiene bastante claro y la humanidad ya habría llegado a ese momento tan temido por muchos, aunque son varios los expertos los que han comenzado a arquear las cejas considerando que directamente se ha vuelto loco.
Considera que la revolución tecnológica ha dejado de ser un milagro para convertirse en parte de nuestro día a día y afirma que poco a poco se ha llegado a ese momento en el que la IA ya no nos deja boquiabiertos con cada novedad y hemos empezado a exigirles más cambios y más mejoras para que realmente notemos la diferencia.
Altman lo llama ‘singularidad suave’, es decir, una transición muy poco a poco y controlada hacia una inteligencia digital que lo impregna todo, sin el caos ni el pánico del que muchos hablan.
¿Qué es la singularidad tecnológica y por qué da tanto miedo?
Pese a que Sam Altman habla de este concepto como algo que ya ha sucedido y que no supone mayores problemas, es como el punto de no retorno de la inteligencia artificial. Imagina una máquina que no solo hace lo que le programas, sino que aprende, se mejora a sí misma y desarrolla capacidades que ni sus propios creadores pueden predecir.
Aquí la IA sería muchísimo mejor en todo lo que el humano haga, ya sea en matemáticas, ciencias, artes, deportes, medicina… y tendría una mayor memoria con una capacidad más rápida para procesar y analizar situaciones, datos y sentimientos.
Actualmente, la superinteligencia es una posibilidad teórica más que una realidad práctica, ya que la mayor parte del desarrollo actual en informática y la IA se inclina hacia la inteligencia artificial limitada (ANI). Sin embargo, si se logra, marcará el comienzo de una nueva era en la tecnología con el potencial de revolucionar nuestra realidad como jamás se ha llegado a ver.
La idea de la singularidad no es nueva, ya que en 1950, el matemático John von Neumann propuso por primera vez este concepto en términos teóricos, sugiriendo que el avance tecnológico podría alcanzar un punto en el que se vuelva incontrolable. En aquel entonces, esta hipótesis parecía ciencia ficción, pero en la actualidad está más cerca que nunca de hacerse realidad.
Un ejemplo sencillo: piensa en un robot que juega al ajedrez. Primero aprende las reglas, luego supera a jugadores humanos y finalmente empieza a inventar estrategias que ningún humano había imaginado. Eso sería un pequeño adelanto de lo que podría ser la singularidad.
Así es como todo esto funcionaría: la máquina que se construye a sí misma
La singularidad se basa en un principio simple, pero poderoso: las máquinas aprenden a mejorarse solas. No es como actualizar el sistema operativo de un móvil, es algo mucho más profundo. No solo procesa información, sino que analiza su propio código, encuentra formas de optimizarlo y se reinventa constantemente.
En pocas palabras, a medida que interactúa con su entorno y recibe retroalimentación sobre su rendimiento, comienza a aprender. Por ejemplo, si un agente de IA está programado para jugar ajedrez y pierde una partida, puede analizar sus movimientos y aprender estrategias más efectivas para futuras partidas. Con cada victoria o derrota, se vuelve mejor.
Pero cuidado, porque una vez que una máquina alcanza un nivel muy alto de poder y capacidades, puede comenzar a diseñar nuevas versiones de sí misma o incluso crear otras máquinas más avanzadas. Así es cómo se inicia un ciclo exponencial: cada nueva generación de máquinas es más inteligente que la anterior.
El CEO de OpenAI ve 2025 como el año en que los ‘agentes’ de IA empiezan a cambiar la forma en que trabajamos, programamos y resolvemos problemas. Para 2026, podríamos tener sistemas que descubran nuevos principios científicos, y en 2027, robots que actúen en el mundo real sin supervisión constante.
Para 2030, la inteligencia será tan omnipresente que ni siquiera nos daremos cuenta de que está ahí, como el wifi o la electricidad.
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Etiquetas: Inteligencia artificial, Software
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