Se supone que un presidente de gobierno debe ser neutral con las empresas, al menos públicamente. Pero el pasado mes de marzo ocurrió algo insólito: Donald Trump grabando en la Casa Blanca lo que parecía un anuncio comercial de Tesla, una empresa de un miembro de su gobierno, Elon Musk.

El presidente de Estados Unidos convocó a la prensa para mostrar su apoyo al dueño de X, cuando su compañía de coches eléctricos se desplomaba en Bolsa, y las manifestaciones se multiplicaban en los concesionarios. Como jefe del DOGE, Elon Musk había despedido a miles de funcionarios y había cerrado cientos de programas científicos, medioambientales y de ayuda al Tercer Mundo.

Ironías del destino, tras cancelar todas las ayudas a los coches eléctricos y eliminar los límites de contaminación de los coches de combustible, allí estaba Trump comprando un Tesla Model S, mientras elogiaba todas sus virtudes. ¿Dónde está ahora ese coche?

El Tesla Model S de Trump, una incógnita

Hace unos días, sucedió lo inesperado. La Gran Ley Única y Hermosa de Donald Trump, que multiplica por 100 el gasto frente a los recortes que había hecho Musk en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), y que muchos expertos consideran que disparará la deuda de Estados Unidos, y le llevará a la quiebra. Uno de sus mayores críticos… Elon Musk.

Sintiendo que su trabajo en el DOGE había sido ninguneado, el dueño de X estalló en su red social el pasado 3 de junio: “No lo soporto más, esta ley es una abominación repugnante”. A partir de aquí, la locura: Elon Musk pidió la dimisión de Trump, hizo una encuesta para crear su propio partido, apoyó a un rival republicano del presidente, e incluso le relacionó con el pedófilo Jeffrey Epstein.

Sorprendentemente, Trump no entró al trapo, y se limitó a decir que estaba decepcionado, y que su relación había terminado. Elon Musk ha rectificado en parte sus palabras: “Lamento algunas de mis publicaciones sobre el presidente Donald Trump de la semana pasada. Fueron demasiado lejos”. Sus contratos gubernamentales con SpaceX y Starlink, están en peligro.

Coincidiendo con el arrepentimiento de Elon Musk, según Business Insider desde el pasado martes el Tesla Model S ya no está aparcado en la Casa Blanca.

Un día antes, el lunes 9, Donald Trump declaró a la prensa: “Probablemente podría aparcar el Tesla en otro sitio. Pero probablemente no lo haremos con Starlink. Es un buen servicio”.

Cuestionado sobre a dónde llevaría el coche, dijo: “Tengo muchas ubicaciones. Tengo tantas que no sé qué hacer con todas”. En efecto, Trump tiene una gran cantidad de casas, hoteles, empresas, y hasta un campo de golf privado.

Otros medios como Fox News, aseguran que el presidente de Estados Unidos ha decidido vender su Tesla. Vendido o reubicado, lo único cierto es que ya no está en la Casa Blanca.

¿Puede reconducirse la relación entre Donald Trump y el dueño de SpaceX? Sin duda. A fin de cuentas el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, llegó a llamar a Trump: “el Hitler de Estados Unidos“, y ahí está, de mano derecha. Pero será una reconciliación con distanciamiento. Quizá eso sea lo mejor para las empresas de Elon Musk.

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