Canadá no olvida y continúa con su acoso y derribo a Elon Musk en busca de su “soberanía de conectividad”
Teknalix junio 13, 2025 No hay comentarios

Canadá y Elon Musk vuelven a cruzar caminos, pero no precisamente en términos amistosos. Tras retirar incentivos a Tesla y limitar la comercialización de sus coches eléctricos en algunas provincias del país, ahora el foco se traslada a Starlink.
Quebec ha anunciado que a partir del 15 de junio dejará de subvencionar el acceso a este servicio de Internet por satélite. La decisión implica que miles de hogares rurales perderán el descuento mensual de 40 dólares y el equipo gratuito que hasta ahora facilitaba el gobierno provincial.
El servicio seguirá funcionando, pero ahora sin apoyo público, y eso cambia todo. Lo más relevante es que el contrato de 130 millones de dólares firmado en 2022 no será renovado. A partir de ahora, si se quiere seguir conectado a través de Starlink en esas zonas, tendrán que asumir todo el coste.
De Tesla a Starlink: una relación cada vez más tensa
Las tensiones entre Canadá y las empresas de Elon Musk no es nuevo, pero se ha intensificado. Primero se cortaron los subsidios a Tesla, luego llegaron las restricciones en la venta de coches eléctricos. Y ahora, el nuevo objetivo es Starlink, la red de satélites de SpaceX.
Quebec ha decidido no seguir financiando esta infraestructura, aunque la verdad todavía no tiene una alternativa real para reemplazarla en muchas zonas remotas.
Cabe señalar que la medida no responde solo a una cuestión presupuestaria, sino que va ligada a una visión política más profunda, que es reducir la dependencia tecnológica de empresas extranjeras, sobre todo en sectores considerados estratégicos como el acceso a la red.
Durante los últimos tres años, el gobierno de Quebec financió parte del coste del servicio de Starlink como parte de su Operación Alta Velocidad. El objetivo era conectar a unas 250.000 viviendas que no contaban con acceso a fibra óptica.
En este caso, Starlink se convirtió en la única vía viable para unas 10.000 de esas casas, todo gracias al acuerdo, donde se ofrecía un descuento mensual de 40 dólares y el kit de instalación sin coste alguno, lo cual era muy llamativo para todos los usuarios.
Pero eso se acaba, puesto que las personas que viven en una de esas zonas, tendrán que pagar los casi 600 dólares del equipo y la cuota mensual completa. Para muchas familias que viven en zonas rurales, es una cantidad simplemente inasumible. Pero no hay alternativas claras a corto plazo.
La apuesta por la soberanía de conectividad
Desde el gobierno justifican la decisión con un argumento de fondo, que es avanzar hacia lo que llaman “soberanía de conectividad”. La idea es que el acceso a Internet —considerado un servicio básico, al nivel del agua o la electricidad— debe depender de redes propias, gestionadas desde el país, sin intermediarios internacionales.
Depender de satélites privados controlados por una empresa estadounidense como SpaceX no encaja con ese planteamiento. Quebec quiere desarrollar una red pública, basada en fibra óptica y gestionada por actores locales o nacionales. El problema es que ese modelo requiere tiempo, inversión y, sobre todo, condiciones técnicas que no siempre están garantizadas en zonas remotas.
Muchas de las regiones que dependen de Starlink siguen sin cobertura de fibra, ni siquiera de ADSL. Empresas como Xplore han solicitado financiación para extender la red, y Telesat —con respaldo del gobierno federal— planea lanzar su propia constelación de satélites, aunque no estará operativa antes de 2026.
Mientras tanto, el internet de Elon Musk sigue siendo la única opción en funcionamiento para muchas comunidades. Tanto es así que incluso el propio gobierno ha adjudicado contratos a SpaceX para mantener conectados a algunos juzgados en zonas rurales, reconociendo de facto que hoy por hoy no hay alternativa viable.
Lo que está en juego no es solo un contrato con una empresa privada, es un modelo. Por un lado, tiene la promesa de redes públicas que garanticen el control estatal sobre una infraestructura básica. Por otro, una solución inmediata, funcional y desplegada por una empresa global.
La estrategia de Canadá parece clara, que es reducir la influencia de Musk en su territorio, aunque eso implique dejar sin respaldo económico a miles de usuarios. La pregunta es si puedes cortar esa dependencia sin perjudicar a quienes más necesitan conectividad.
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Etiquetas: Elon Musk
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