Adiós Windows, Linux se hace con el control de este importante país europeo que busca su “soberanía digital”

Teknalix junio 13, 2025 No hay comentarios

Adiós Windows, Linux se hace con el control de este importante país europeo que busca su “soberanía digital”

Dinamarca ha decidido dar un paso firme hacia el control total de su infraestructura tecnológica. El país escandinavo ha iniciado la transición para cambiar los productos de Microsoft a otros basados en código abierto, como Linux y LibreOffice, con el objetivo de reforzar su soberanía digital. 

Esta decisión responde tanto a preocupaciones geopolíticas como económicas, y marca un antes y un después en la política tecnológica europea. 

La digitalización ya no es solo una cuestión de eficiencia, sino que ahora también es una cuestión de independencia.

Un cambio radical: de Microsoft a software libre

La ministra de Digitalización de Dinamarca, Caroline Stage, ha anunciado que el gobierno comenzará a sustituir las herramientas de Microsoft Office por LibreOffice. Por lo que parece, esta medida responde a la preocupación sobre quién tiene realmente el control de los datos de un país.

Con el foco puesto en la soberanía digital, Dinamarca busca garantizar que sus sistemas no dependan de empresas extranjeras, especialmente de Estados Unidos, cuya legislación permite a su gobierno influir sobre las empresas tecnológicas incluso fuera de sus fronteras. 

EU OS Linux

Esta inquietud ya ha provocado reacciones en otras ciudades danesas como Copenhague y Aarhus, que llevan tiempo reduciendo su dependencia de Microsoft.

Uno de los detonantes clave de esta política fue que la Corte Penal Internacional, con sede en Europa, se quedó sin acceso a su correo electrónico en plena tensión con Estados Unidos. Aunque Microsoft negó haber intervenido, la sospecha de que pudiera hacerlo bastó para que varios gobiernos europeos pusieran sus barbas a remojar.

Si de repente no podemos enviar correos electrónicos ni comunicarnos internamente debido a consecuencias políticas, es un grave problema“, declaró Henrik Appel Espersen, presidente del Comité de Auditoría de Copenhague, según ZDNet

Dinamarca, cuya soberanía también abarca Groenlandia (territorio que Donald Trump ha mencionado en más de una ocasión como posible adquisición), no quiere depender tecnológicamente de ningún actor que pueda reaccionar políticamente en su contra. La tecnología, hoy más que nunca, es también una herramienta de poder diplomático.

Además de las cuestiones políticas, el precio de mantener Microsoft es excesivo, debido a que, solo en Copenhague, el coste de las licencias se disparó un 72% en cinco años. Esta tendencia ha empujado al gobierno a replantearse si seguir pagando millones por un software es rentable.

Soluciones como LibreOffice, NextCloud o sistemas operativos basados en Linux no solo reducen costes, sino que permiten un mayor control del entorno digital. Esto incluye desde el tratamiento de datos hasta la configuración de servidores o aplicaciones internas.

Los responsables tecnológicos daneses saben que esta transición no será rápida ni sencilla. Muchas instituciones están profundamente integradas con los servicios de Microsoft, y hay dudas sobre si herramientas como LibreOffice o plataformas de nube europeas pueden igualar todas las funcionalidades a las que están acostumbrados.

Algunos expertos, como Mette Harbo, directora de TI de la Región Capital, creen que será imposible que Dinamarca abandone el software de Microsoft o logre la soberanía digital. Pero otros, como David Heinemeier Hansson, recuerdan que es uno de los países más digitalizados del mundo, lo que lo convierte en el lugar ideal para liderar este tipo de cambio.

Europa observa con atención

En el Parlamento Europeo ya se habla de construir una nube europea y de desarrollar alternativas locales que protejan la infraestructura digital del continente. Países como Francia y Alemania también han manifestado su interés en avanzar en esa dirección.

La decisión danesa puede ser el primer paso de una tendencia más amplia. Lo que está en juego no es solo qué programa usamos para escribir documentos o enviar correos, sino quién tiene el poder de decidir cuándo podemos o no acceder a ellos.

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Etiquetas: Microsoft