Los smartphones nos han convertido en una sociedad más antipática y este es el motivo

Teknalix junio 30, 2025 No hay comentarios

Los smartphones nos han convertido en una sociedad más antipática y este es el motivo

Todo lo que pase con una pantalla mediante, puede dar lugar a equivocación y más cuando se trata de una conversación entre dos o más personas, en la que se echan en falta algunos factores: el tono de la voz de los interlocutores, su expresión corporal, sus silencios etc. que pueden dar buena pista sobre cuáles son sus intenciones y sentimientos.

Con la introducción de las redes sociales, las personas han dejado de relacionarse igual que antaño, cuando todo debía decirse a la cara (y, en ocasiones, por carta escrita de puño y letra) y nunca a través de una burbuja de mensajes, chats o a través de correos electrónicos.

Todo ha cambiado demasiado y no es cuestión de nostalgia o de falta de medios para entender lo que pasa entre las personas cuando hablan por una app (¿llegará a inventarse la grafología online?), es una realidad a la que debemos enfrentarnos, sin negar que ha nacido una nueva manera de interactuar con los demás que en ocasiones es rápida y sencilla, pero en otras, no tanto.

Porque todos nos hemos encontrado alguna vez ante una respuesta mucho más breve de lo esperado, como un “vale” o un “ok” después de un temible párrafo de reproches y también hemos utilizado monosílabos a la hora de contestar a alguien para expresar que no estamos de acuerdo con algo sin más miramientos o bien para salir del paso en una situación incómoda.

Eso se llama dry texting, un neologismo traducido de manera literal como mensajes secos y que define una forma pasivo-agresiva de responder de manera tajante, soberbia y, en cierto modo, para dejar a la otra persona con la palabra en la boca cuando no tenemos que aportar nada más o no queremos hacerlo.

Esto, además, se hace golpe de emoticonos y frases cortas, con una contestación rápida y en muchas ocasiones malinterpretada por su receptor, que puede creer que quien le escribe se ha enfadado o no tiene nada que añadir a lo que le ha enviado. En definitiva, que no quiere seguir hablando con él.

Un ‘jaja’ sin reírse y un ‘ok’ sin emoticonos

Reconozcámoslo: a todos nos duele que no nos sigan la corriente y que quien se encuentre al otro lado de la pantalla termine la conversación pareciendo un borde, lo que genera una situación violenta que, a todas luces, no tendría lugar si la comunicación se diera en persona.

En realidad, en este el dry texting solo demuestra una falta de educación emocional inmensa, ya que los hay que se aprovechan una de las principales características de las redes sociales, que es su frialdad y desapego, para hacer un feo a quien les está prestando atención en ese momento.

Cierto es que hay quien combina diferentes modalidades de respuesta seca para que parezca que no lo es, como puede ser un “jaja” con una cara sonriente después o un “ok” con un pulgar hacia arriba… Y piensan que, con eso, es suficiente para contentar a la otra persona, pero no es así.

Eso solo puede romper el vínculo previamente creado entre los interlocutores así como generar desconfianza por la otra parte, según apuntan los expertos en la inteligencia emocional, que han focalizado este fenómeno entre los adolescentes, quienes más utilizan este tipo de plataformas para estar en contacto con los demás.

Desapego emocional

Frente a las llamadas telefónicas, que no son prioridad para los adolescentes, esta vía de comunicación se presupone más simple y directa, pero también, cobarde, ya que evidencia una falta de interés en hablar con claridad a quienes les rodean o se interesan por ellos y eso es un problema más grande de lo que parece.

Así lo han señalado expertos en inteligencia emocional, que consideran que los smartphones y las redes sociales ofrecen una vía fácil a estas personas para desentenderse de sus responsabilidades emocionales con los demás. Algo que, por cierto, también va muy ligado al ghosting, ya que las respuestas tajantes suelen anticipar una espantada sin contemplaciones.

De esa manera, la barrera de la comunicación, en la que falta una entonación o una expresión facial se suma a la física, al hablar a través de una pantalla y no cara a cara. Esto dificulta la resolución de conflictos y de desarrollar una relación más estrecha y, en definitiva, más real con otras personas.

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