Que el fundador de Apple, Steve Jobs, era un visionario, es algo que nadie pone en duda, más allá de que te gusten o no sus productos, o su visión de la tecnología. El vídeo que vas a ver lo demuestra: en 1983, cuando casi nadie sabía lo que era un programa de ordenador, Steve Jobs ya describía cómo funcionará la inteligencia artificial 50 años en el futuro. Y acertó de lleno.

Es importante ponernos en contexto, para entender el impacto. En 1983 no existían los móviles, ni Internet, y apenas había ordenadores personales. Apple había tenido un gran éxito con el ordenador Apple II, pero seguía siendo un producto de élite. Costaba 1.298 dólares de la época, que equivalen a unos 6.000 euros de ahora.

Durante el discurso que vas a ver, el fundador de Apple pregunta a la gente si alguien sabe qué es un programa de ordenador. Todos se quedan en silencio, salvo alguno que responde “más o menos”. En una sociedad que no conocía la informática, Steve Jobs ya visionaba la IA actual.

La IA según Steve Jobs, en 1983

El medio que ha publicado el vídeo, STRAT, no indica dónde tuvo lugar ese discurso, pero sí el año: 1983.

Un jovencísimo Steve Jobs con pelo largo y pajarita, lanza una primera idea adelantada a su tiempo: la posibilidad de hacer un dibujo en el ordenador, y enviarlo por el teléfono fijo a un amigo, a través del correo electrónico, para que lo vea.

En 1983 no existía Internet a nivel público, pero se podían enviar correos por módem. Sin embargo, solo era viable enviar texto, debido a la lentitud de esa conexión. Una imagen habría tardado horas, o días. Pero el inventor del iPhone ya fantaseaba con compartir fotos y dibujos con otras personas de forma remota.

Después Steve Jobs explica qué es un programa de ordenador: “un programa son ideas expresadas en un papel. Captura los principios esenciales de una experiencia, y esos principios generan miles de experiencias diferentes”.

Lo compara con el clásico juego Pong, dos raquetas que se devuelven una pelota. El programa tiene unos principios, la ley de la gravedad, la matemática de los ángulos, pero cada partido, cada experiencia, es diferente cada vez que juegas.

Estamos viendo cómo piensa un visionario. Para los informáticos, para las personas normales, un programa es una lista de órdenes que producen un resultado. Para Steve Jobs, son principios que generan experiencias. Esa idea fue el motor de Apple en sus primeras décadas.

A continuación habla de su infancia, de cómo tuvo algunos profesores muy buenos, y la mayoría mediocres. Pero aprendió mucho leyendo a Platón y Aristóteles.

Los libros le salvaron “de ir a la cárcel”, según dice, porque te permiten ir directamente a la fuente, sin intermediarios (los profesores). En los libros quienes hablan son directamente Aristóteles y Platón. “El problema de un libro, es que no le puedes hacer una pregunta a Aristóteles”, se lamenta.

En el último minuto del vídeo es cuando Steve Jobs describe la inteligencia artificial de nuestros días, sin nombrarla:

“Creo que si miramos entre 50 y 200 años en el futuro, y el próximo Aristóteles lleva uno de estos ordenadores en donde va registrando toda su vida, cuando esa persona muera, podremos preguntarle cosas a esa máquina, que ha recogido todos sus principios, y quizá no obtengamos la respuesta de esa persona… o quizá sí”.

Sin nombrarlo, porque se inventaría 40 años después, Steve Jobs está describiendo como funciona una red neuronal, un modelo de IA entrenado con cierto conjunto de datos (los conocimientos de una persona), y como esa IA puede responder como si fuese la persona misma, que es lo que hoy en día podemos hacer con un agente de IA.

Este es el Steve Jobs visionario, en toda su plenitud. Es una desgracia que no haya vivido lo suficiente para conocer la era de la inteligencia artificial. La habría disfrutado inmensamente y, seguramente, Apple estaría en una mejor posición para afrontarla que en la que está ahora…

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