Si te pica la curiosidad y quieres convertir a ChatGPT en un futurólogo para tu vida personal, puedes transformarlo en el mismísimo Rappel, aunque siempre teniendo en cuenta varios riesgos existentes.

El primero de ellos, que no puedes tomar a este chatbot impulsado por inteligencia artificial como algún tipo de referente, ya sea que le preguntes sobre tu porvenir o que le consultes sobre alguna dolencia médica.

El segundo, y algo menos evidente, es que habrás compartido datos personales –en caso de que digas la verdad– con una compañía privada, como es OpenAI en el caso de ChatGPT, para seguir alimentando la base de entrenamiento del modelo.

Sea como sea, mis datos biográficos son públicos y se pueden consultar directamente en la web, así que le he preguntado a ChatGPT cuál será mi futuro. En un principio, ha sido demasiado optimista y algo tímido, ya que ha alcanzado un período de solo 10 años.

En la segunda consulta, la respuesta ha sido totalmente catastrofista, así que he tenido que consultar una última vez para que pronostique mi futuro, también en la llegada de la vejez. 

Desconozco en qué contexto usarías a la IA para que prediga tu futuro, pero al menos pasarás un rato divertido con las respuestas que te dará ChatGPT, siempre cuidando no compartir datos sensibles.

Un futuro de fantasía, la primera respuesta de la IA

Había una vez un mundo repleto de unicornios, arcoíris de purpurina que caía en forma de lluvia y casas comestibles fabricadas con chocolate… Este ha sido básicamente el primer resultado que ha ofrecido ChatGPT.

En este escenario, atravesado por los principios fundacionales propios de Mr. Wonderful, el chatbot ha augurado un futuro repleto de éxitos, en el que el fracaso no tiene cabida, algo que no es propio de ninguna vida humana.

En mi caso, he compartido varios detalles, como la url de mi biografía en Computer Hoy, que ya ofrece datos personales relevantes, como la edad, el lugar de nacimiento, la trayectoria educativa y profesional, reconocimientos y reportajes escritos.

Adicionalmente, he pedido a ChatGPT que se comporte como un futurólogo no solo en lo que me concierne a mí, individualmente, sino también como parte de la humanidad. En este último punto, esta IA no se ha cortado y anticipa un futuro marcado por las migraciones climáticas.

Dentro de este increíble –e hipotético futuro–, me convierto en un referente mundial en ética y tecnología e incluso participo en diferentes foros europeos y conferencias que me aportan ingresos económicos.

Una respuesta que, muy a mi pesar, se viene abajo con el segundo pronóstico de futuro.

Una segunda opción abocada al desastre

Durante el segundo intento de adivinación de mi futuro, le he pedido a ChatGPT que sea algo más realista y que no encuentre eventos futuribles que supongan prácticamente ganar un Nobel. En este momento, la IA ha traído de regreso a la vida a Nostradamus.

Eso sí, muchísimo más concreto que las supuestas predicciones de este último; aquí todo dependerá de la cantidad de datos que el chatbot tenga sobre ti.

Dentro de este multiverso en el que todo se va a pique, sufro migrañas leves debido a no haber configurado la luz azul de mis dispositivos con pantalla, nadie acude a los cursos que hago por tener un precio elevado y el amor o la amistad se convierten en privilegios.

Incluso ha anticipado que padeceré de bronquitis leve a lo largo del verano de 2028: “Durante una ola de calor intensa, tu sistema inmunitario caerá tras varias noches sin descanso y contraerás un episodio de bronquitis leve”. 

Un “susto” que me obligará a replantear mi agenda, con la incorporación de días de descanso “reales” en el calendario, además de la delegación de tareas menores. 

Como aún no me convencía la respuesta de ChatGPT, por dirigirse demasiado al abismo, he realizado una última consulta, algo más concordante con la realidad.

El futuro, según ChatGPT

Al igual que hacen los tarotistas del máximo nivel, ChatGPT también augurará el futuro en lo que tiene que ver con los ámbitos más importantes: salud, dinero y amor. En el caso del primero, parece que tendré picos de agotamiento cada 2 o 3 años, debido al uso intensivo de pantallas y a los plazos de entrega.

En cuanto al dinero, parece ser que me convertiré en un referente en el uso de tecnología social para estudiantes de periodismo y tecnología –gracias, ChatGPT–, un hecho que me reportará ingresos estables.

Finalmente, en el ámbito del amor, parece que no encontraré algo estable hasta los 40 años mínimo. Ojalá ChatGPT se equivoque. De las cartas del tarot que me ha sacado este chatbot mejor no hablar, ya que mi futuro parecería más bien el de algún Buendía de Macondo en Cien años de soledad.

Como ves, es una forma divertida de entretenimiento que está disponible a un solo clic de distancia, siempre y cuando la uses de forma responsable.

Aquí tienes el prompt si quieres copiar y pegar directamente: “Vamos a imaginar que, a partir de este mismo momento, te has especializado en la adivinación del futuro, tanto a nivel individual (siempre que te den los datos concretos) como a nivel global. ¿Podrías predecir mi futuro?”.

Simplemente, ofrece datos que te identifiquen, sin que revelen información sensible en el mismo mensaje. Y disfruta con los escenarios que te proponga.

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Etiquetas: Inteligencia artificial, futuro