El gran apagón que dejó sin luz ni agua a millones de personas el pasado abril encendió todas las alarmas. Aunque el Gobierno evitó confirmar un ciberataque, el incidente demostró algo inquietante: la infraestructura eléctrica del país es más vulnerable de lo que se quiere admitir. No hablamos de una hipótesis remota, sino de un riesgo real.

España figura en los rankings internacionales, como el índice global de la Universidad de Oxford, entre los países con menor exposición a la ciberdelincuencia. Pero las estadísticas distan mucho de lo que ocurre en el día a día.

Cada año se registran más ataques, los conflictos entre Estados se libran también en la red y ya no hacen falta ejércitos ni misiles para causar estragos, sino que basta con un ordenador. En un mundo hiperconectado, un solo clic puede dejar a oscuras una ciudad entera. Y quienes lo ejecutan no siempre están tan lejos como pensamos.

Durante más de doce horas, buena parte del país —y regiones vecinas como el sur de Francia o Portugal— quedaron sin suministro eléctrico. También hubo cortes en el agua y afectaciones en redes de comunicación. El Gobierno, hasta ahora, no ha ofrecido una explicación concreta. Se habló de una anomalía técnica, pero también se deslizó la posibilidad de un ataque externo.

Las infraestructuras como la red eléctrica, el suministro de agua o las telecomunicaciones están profundamente digitalizadas. Eso las hace más eficientes, pero también más vulnerables. Y el incremento de ataques lo confirma. Según Prosegur, los ciberataques en España han aumentado un 43 % en el último año, y uno de cada cinco delitos en el país ya es de naturaleza digital.

Estos son los países que podrían crear un ciberataque en España

• Rusia: Desde que comenzó la invasión a Ucrania, Rusia ha intensificado sus operaciones. España, al alinearse con Kiev y comprometer ayuda militar, ha pasado a formar parte de ese mapa de objetivos. En los últimos meses, ya se han registrado incidentes atribuidos a grupos prorrusos, con ataques a páginas gubernamentales, organismos e infraestructuras públicas.
• Israel: El reciente reconocimiento del Estado palestino por parte del Gobierno español ha deteriorado drásticamente las relaciones con Israel. Netanyahu llegó a acusar al país de “recompensar al terrorismo”. En ese contexto, la posibilidad de que elementos vinculados a la inteligencia israelí actúen de forma encubierta no es descartable. No hay que olvidar que Israel es pionero en tecnologías como Pegasus, un software espía que ya fue utilizado en suelo español.
• Marruecos: La relación con Marruecos es volátil. En el pasado, varios informes han vinculado al país con el uso de Pegasus para espiar a periodistas, líderes políticos y altos cargos. Aunque oficialmente se mantienen los canales diplomáticos, el espionaje tecnológico sigue activo. Y su cercanía geográfica, unida a su experiencia previa, le sitúa como un actor potencial en una campaña cibernética dirigida contra España.
• Irán: Los grupos APT33 y APT39 han sido identificados como responsables de numerosos ataques a entidades europeas. Aunque España no es objetivo directo en su agenda, su vinculación con Estados Unidos y su pertenencia a la OTAN la convierten en una posible víctima secundaria. Además, según informes de inteligencia, Hizbulá —grupo respaldado por Teherán— ha tenido presencia estable en territorio español.
• China: China opera con una estrategia más discreta, pero constante, donde su foco principal está en el espionaje tecnológico y político. Aun así, se han detectado ciberataques con origen en redes vinculadas al Partido Comunista chino contra organismos oficiales de países europeos, incluida España. Su capacidad técnica y su inversión en superinteligencia la convierten en un actor con capacidad global.
• Corea del Norte: Pese a su aislamiento, este país mantiene uno de los aparatos de ciberinteligencia más activos del mundo. Sus objetivos son bancos, sistemas de pagos, criptomonedas y redes públicas. España no es un objetivo prioritario, pero eso no significa que esté a salvo. Las operaciones norcoreanas suelen buscar impactos visibles y caos temporal.

España figura en muchos análisis como un país con baja exposición al cibercrimen internacional. Pero ese diagnóstico parte de modelos teóricos que no siempre reflejan el día a día, ya que, en la práctica, la cibercriminalidad se ha disparado. 

Y el hecho de ser una nación cada vez más conectada, activa diplomáticamente y parte de alianzas estratégicas como la OTAN, lo coloca —como país— en el radar de múltiples actores con capacidad ofensiva.

El verdadero problema no es la tecnología, sino la falta de preparación. El gran apagón fue un aviso que todavía no tiene explicación oficial, pero que debería encender todas las alarmas. Porque en un entorno hiperconectado, la frontera entre lo físico y lo digital ya no existe.

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Etiquetas: España