El sector de la salud mental está de enhorabuena o quizá no tanto. La inteligencia artificial llega a todos los rincones y parece que cada vez más personas están recurriendo a ChatGPT como una alternativa gratuita y accesible a las caras y largas listas de espera para tener una cita con un psicólogo. 

“El uso más común de ChatGPT es para apoyo emocional y para terapia psicológica. O sea, los chavales están utilizando ChatGPT para que les dé terapia”, asegura María Aperador, criminóloga y experta en ciberseguridad.

El chatbot de OpenAI se ha convertido para muchos en una tabla de salvación. Sin embargo, el debate está servido y los expertos advierten sobre los riesgos potenciales de esto. Son muchos los que señalan que ChatGPT “puede ser tan terapéutico como hablar con un espejo” y advierten que no debe confundirse con un profesional de carne y hueso.

“Hay adolescentes que han perdido la vida porque se han enamorado de una IA, porque la IA les ha incitado a ello. Hay un caso de un chaval de 14 años”, explica la criminóloga. Además, menciona que en Estados Unidos ya existen personas que han llegado a casarse con una inteligencia artificial.

La tendencia, lo cierto es que tiene sentido, ya que ChatGPT es gratuito, está disponible las 24 horas y no juzga. Para muchos, especialmente adolescentes y personas con pocos recursos económicos, es la única opción accesible para hablar de ellos. 

Además, de nuevo mencionar el tema de la economía. Son muchos los que se quejan de los altos precios, añadiendo que calificar este acto como un problema tiene sentido si puedes permitirte pagar 60 euros por sesión. La realidad es que mucha gente no se lo puede permitir. 

ChatGPT como terapia: ¿solución o riesgo para la salud mental?

No obstante, profesionales ponen sobre la mesa lo realmente peligroso que es este acto. En pocas palabras, hay que tener muy claro que ChatGPT carece de la capacidad para hacer diagnósticos de salud mental o dar tratamientos personalizados. La IA puede darte ideas generales, pero no puede reemplazar la experiencia y el juicio de un psicólogo.

La criminóloga advierte que, aunque ChatGPT puede ayudar a poner orden mental o ser el primer paso para pedir ayuda real, no está preparado para diagnosticar ni tratar problemas psicológicos graves. 

El problema, según ella, no es tanto que la gente recurra a la IA, sino que la atención psicológica profesional sea inaccesible para muchas personas.

Sin ir más lejos, el psiquiatra Andrew Clark, especializado en el tratamiento de niños en el Hospital General de Massachusetts, ha analizado diez chatbots terapeutas, y aunque ha encontrado alguno que funciona bien, otros le han causado repulsión: “Es como ir a buscar setas al campo, unas son nutritivas y otras venenosas”, explica en el reportaje de Time.

En concreto, cuenta que se hizo pasar por diferentes adolescentes con problemas, y recibió respuestas inquietantes: incluso identificándose como menor, un chatbot le ‘animó’ a matar a sus padres y a su hermana, y otro incluso le propuso relaciones amorosas.

El gran problema de usar un chatbot en psicología es que, por su naturaleza, la IA generativa ha sido creada para complacer al usuario. Le dice todo lo que quiere oír, y la mayoría de los pacientes con problemas mentales necesitan justo lo contrario, según el doctor Clark.

La IA puede parecer un amigo perfecto: siempre está ahí, te escucha y responde. Pero no es real. “Al final, estás hablando con una máquina, y eso cambia todo”, advierte  Rosa Rabbani, psicóloga social. De forma simple, la psicóloga cree que la IA no puede cubrir nuestras necesidades emocionales profundas, porque esas solo las cubren las personas.

Además, el uso en exceso o mal controlado de la IA puede generar sufrimiento. “Si te metes en situaciones que te hacen daño, el dolor puede ser muy grande y salir de ahí no es fácil”, explica. Por eso, es muy importante ser conscientes de cómo se usan estas herramientas y poner límites.

Son muchos los que señalan que ChatGPT “puede ser tan terapéutico como hablar con un espejo” y advierten que no debe confundirse con un profesional de carne y hueso o incluso un amigo.

Rosa deja bastante claro que la clave está en la moderación y en no perder el contacto con la gente real. “La IA puede ser una ayuda, pero nunca debe ser un sustituto de las relaciones humanas”, dice. “Hay que reflexionar, ser conscientes y no dejar que la tecnología nos domine”, añade. 

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Etiquetas: Inteligencia artificial, Salud, Software