¿Por qué cada vez más usuarios en España odian Windows… pero no lo dejan?
Teknalix junio 12, 2025 No hay comentarios

En España, Windows continúa siendo el sistema operativo más utilizado en hogares, oficinas, centros educativos y administraciones públicas. Sin embargo, su amplia adopción no garantiza que los usuarios estén satisfechos con el ecosistema de Microsoft.
De hecho, desde hace años, se acumulan múltiples quejas por su rendimiento, por la falta de control sobre las actualizaciones, por la presencia cada vez más intrusiva de servicios como Microsoft Edge o Copilot, así como por su consumo de recursos que afecta incluso a ordenadores nuevos.
Aunque muchos están cansados de estos errores, la mayoría no cambia a otros sistemas, como Linux, macOS o ChromeOS Flex, y no es que desconozcan el problema, sino que dejar Windows supone algo más que cambiar de sistema operativo, sino que implica replantear todo un ecosistema.
El cansancio generalizado con Windows
Cabe señalar que las quejas no vienen solo de expertos o entornos corporativos, sino de usuarios españoles domésticos, estudiantes, autónomos y trabajadores de oficina, que coinciden en que Windows se ha convertido en una plataforma cada vez más molesta.
Esto va más allá de una actualización puntual que causa problemas, se arrastra desde hace años. Las pantallas azules de la muerte siguen apareciendo, algunas actualizaciones interrumpen tareas sin previo aviso, y cada nueva versión añade más procesos que ralentizan el sistema, incluso en ordenadores modernos.
A todo eso se suma una creciente sensación de pérdida de control. Y es que Windows ya no se limita a ejecutar lo que necesitas; intenta imponerte el navegador, el buscador, la nube, el asistente con IA y el entorno que a Microsoft le interesa. Lo hace sin preguntar y sin facilitar que lo cambies.
Es importante mencionar que esta situación ha llevado a una percepción extendida donde no solo es un sistema operativo pesado, también es invasivo. Y frente a esa sensación, muchos usuarios se sienten frustrados, con una experiencia que ya no es cien por ciento completa.
Una de las razones por las que sigue siendo tan dominante en España es simple, y es que casi nadie lo elige. Llega preinstalado de fábrica, ya que cuando compras un portátil o un PC de sobremesa, y lo enciendes, lo primero que ves es Windows, y esto en automático se acepta como parte del paquete.
Esta situación genera una dependencia estructural, donde cambiar implica buscar alternativas, aprender a manejarlas, configurar entornos nuevos y, en muchos casos, renunciar a ciertas comodidades. Si además se considera el coste económico de plataformas como macOS o la curva de aprendizaje de sistemas como Linux, el salto se vuelve aún menos atractivo.
Si bien existen opciones como ChromeOS o distros ligeras, muchas personas ni las conocen ni se sienten preparadas para dar el paso, por lo que al final, el resultado es un círculo cerrado en el que Windows se mantiene por defecto, no por méritos propios.
Una cuestión de compatibilidad
Buena parte del software profesional está desarrollado específicamente para este entorno de Microsoft. Desde apps de contabilidad y gestión de empresas, hasta programas de diseño, edición de vídeo o ingeniería, todo está pensado para funcionar sobre Windows.
Salirse del sistema puede significar no poder utilizar determinados programas, perder años de flujos de trabajo optimizados o tener que formar a un equipo entero en nuevas herramientas. No se trata solo de cambiar de sistema operativo, sino también cambia todo lo que hay alrededor.
Asimismo, en colegios, institutos y universidades, aprender programación o informática sigue girando en torno a Windows. Es lo que se enseña, lo que se instala, lo que se usa. Y ese aprendizaje inicial deja huella importante. Al llegar al mundo laboral, es natural seguir con lo que se conoce.
Ante esto muchos usuarios españoles han pensado alguna vez en cambiar, otros incluso han intentado instalar Linux o probar un Mac. Pero al poco tiempo regresan, lo que indica que el esfuerzo supera al beneficio, al menos a corto plazo.
Un sistema operativo que nadie ama, pero todos usan

Generado con IA
Es importante señalar que Windows no pierde usuarios, ya que se mantiene principalmente por inercia, compatibilidad y el peso de su ecosistema. Cada vez más personas en España lo critican abiertamente, pero siguen ligados a él por razones que van más allá de lo tecnológico.
La fidelidad a este sistema operativo no es tanto por gusto como por necesidad, disfrazada de comodidad. Y eso, más que cualquier fallo en la interfaz o en sus funciones, marca la relación actual entre Windows y quienes lo usan en su día a día.
Conoce cómo trabajamos en ComputerHoy.
Etiquetas: Windows 11
Deja un Comentario
Tu dirección de correo no será publicada. Los campos requeridos están marcados. *