Durante años, la industria de la automoción han insistido en que el coche eléctrico es el futuro, que basta con abandonar los motores de combustión y apostar por la batería para salvar el planeta. Pero esta promesa, cuidadosamente envuelta en anuncios y titulares, oculta más de lo que aparenta.

Al preguntarle a una inteligencia artificial si estos vehículos resolverá de verdad los problemas de movilidad y sostenibilidad, la respuesta no dejó espacio a interpretaciones: “El verdadero futuro no es eléctrico”.

Cabe señalar que la IA no rechaza la electrificación, sino que pone en cuestión la idea de que con cambiar el motor ya está todo hecho. Porque si se sigue fabricando, comprando y usando el coche con la misma lógica de siempre, solo se estará reemplazando un problema por otro. 

La mentira de los coches eléctricos, según ChatGPT

Es cierto que los coches eléctricos no emiten humo por el tubo de escape, pero eso no quiere decir que sean completamente limpios. De hecho, generan contaminación en otras etapas, como durante su fabricación, la carga de sus baterías o el reciclaje de sus componentes.

Y es que cada batería depende de minerales esenciales como el litio, el níquel o el cobalto, extraídos en condiciones cuestionables, con un alto coste ambiental y social. Además, la energía que recarga sus baterías sigue siendo, en muchos países, fósil. 

La IA lo resume así: “Cambiar la gasolina por electricidad sin modificar el modelo es como pintar de verde una máquina que sigue consumiendo igual”. 

Cambiar el motor no es suficiente si todo lo demás permanece intacto. Se continúa fabricando coches a gran escala, se necesitan autopistas, seguimos diseñando ciudades en las que moverse sin vehículo propio es casi imposible. Y eso nos lleva a la verdadera raíz del problema.

Aunque el motor sea eléctrico, el coche sigue ocupando espacio, generando tráfico, y requiriendo infraestructuras enormes. Si sigues viviendo en ciudades donde necesitas recorrer kilómetros para ir a trabajar, hacer la compra o llevar a tus hijos al colegio, el tipo de energía que utilices será secundario.

La IA insiste: “El futuro sostenible no se basa en el coche privado, sino en una movilidad más inteligente, compartida y eficiente”. 

Eso implica repensar las ciudades, priorizar el transporte público, crear redes seguras de carriles bici y facilitar que se pueda acceder a todo caminando o con medios alternativos. No se trata solo de enchufar un coche, sino de desconectarse de una lógica que da por sentado que cada persona necesita uno.

Tecnología sin cambio de mentalidad

De acuerdo con ChatGPT, el coche eléctrico no es el enemigo, sino que forma parte del proceso de transición energética, pero no debe convertirse en el objetivo final. Si no se replantea la forma en que se consume, produce y nos movemos, estaremos maquillando la crisis climática con una capa de marketing verde.

Incluso en su versión más limpia, el coche privado sigue representando un modelo individualista, intensivo en recursos, y dependiente de una red de carreteras, cargadores y urbanismo. 

Cambiar el tipo de energía sin cambiar la cultura de movilidad es una solución aparente que oculta los mismos errores de siempre. Una frase más de la IA lo deja claro: “Un coche sin tubo de escape no es una solución si todo lo demás sigue igual”. 

Este tipo de vehículos propulsados por electricidad son un avance y tienen un papel vital en la industria de la automoción y lo tendrán cada vez más. Pero el verdadero futuro no pasa únicamente por cambiar el motor, sino por replantear la forma de desplazarnos, nuestra relación con la ciudad, y los hábitos de consumo.

No basta con coches eléctricos más limpios, sino que hacen falta calles con menos coches, barrios más accesibles y formas de transporte más colectivas, eficientes y sostenibles. “El vehículo eléctrico es parte del futuro, sí. Pero si no se cambia el modelo, seguirá siendo parte del problema”. 

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Etiquetas: Inteligencia artificial, Coche eléctrico